miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿Por qué nuestra materia se llama LITERATURAS CLÁSICAS?

Para contestar esta pregunta primero vamos a remitirnos a la etimología de cada una de esas palabras: “literaturas” y “clásicas”.

Literatura proviene del latín litteratura y éste a su vez de littera, que significa “letra” o, más específicamente, “signo alfabético escrito”, “carácter de escritura” o “grafema”. De donde litteratura era, en latín, no solo lo que nosotros entendemos hoy en día por tal, sino también, en primer lugar, “escritura”, “arte de escribir”; “alfabeto”; y también “gramática”, “filología”; y, en sentido más amplio, “instrucción”, “cultura”, “erudición”.

Ahora bien, “¿qué entendemos hoy en día por literatura?” Seguro que con la profesora Sonia Abed habrán estudiado ese concepto en profundidad y con bibliografía mucho más específica y novedosa que la que yo manejo en esos temas. Pero aquí vamos a apelar a lo tradicional y básico, que es recurrir a buenos diccionarios de la lengua.

Así pues, el DRAE nos ofrece las siguientes definiciones (reproduzco las dos primeras acepciones, que son las que aquí nos interesan):

1. f. Arte que emplea como medio de expresión una lengua.
2. f. Conjunto de las producciones literarias de una nación, de una época o de un género. La literatura griega. La literatura del siglo xvi.

A su vez, el Diccionario de Uso del Español de María Moliner, nos dice:

1. f. Arte que emplea como medio de expresión la palabra hablada o escrita. // Actividad del literato. // Conjunto de obras literarias: La literatura clásica. La literatura francesa del siglo XIX.

En primer término, en las entradas de ambos diccionarios, se la define como arte. ¿Y qué es el arte? Es esa actividad humana que busca crear (o recrear) belleza. Es una forma de expresión muy personal, que intenta comunicar una visión, también muy personal, del mundo. La literatura se sirve de la lengua para expresarse. Observación que parece muy obvia, pero que no lo es, ya que como estudiantes y como profesores de Lengua y Literatura, siempre las abordamos en forma divorciada olvidándonos de que la segunda no puede existir sin la primera. Entonces enseñamos la literatura como si estuviera hecha de humo, no de palabras. En fin, me fui por las ramas, así que vuelvo... La literatura es el “arte que emplea como medio de expresión la palabra hablada o escrita”. Como ven, aquí me inclino por la definición de María Moliner, porque en general al hablar de literatura nos referimos casi exclusivamente a esa que circula en forma escrita, lo cual es un grave descuido.

La literatura griega, esto es, la primera de Occidente, nace con los grandes poemas homéricos, compuestos y transmitidos durante mucho tiempo en forma ORAL. La palabra literatura, en su significado primigenio y restringido, deja de lado la oralidad. Pero los antiguos (griegos) no la llamaban literatura sino poesía, en un sentido mucho más amplio que el que le damos ahora a esta palabra. (O sea, el empleo del vocablo literatura para designar a esa maravilla es muy moderno). Poesía proviene de un vocablo griego que quiere decir “creación”. Es más propio (pero muchísimo más antiguo) decir “poesía épica”, “poesía lírica”, “poesía dramática”. Y así se incluye, dentro de esas denominaciones, todo: lo oral y lo escrito, y nada queda afuera.

Nuestra asignatura se llama “Literaturas clásicas”, así que pasemos a considerar la segunda palabra. El adjetivo viene también del latín classicus-a-um, que se deriva de classis, que significa “clase” y, para que quede claro, se refiere a la clase social. Classicus viene a ser “de primera clase”, o sea, ciudadano de primera clase, de rango superior. Solo más tarde se aplicó, en forma metafórica, a la literatura, para hacer referencia a los autores “superiores” o “excelentes” por la calidad de su obra. El primero que lo empleó con ese significado fue el autor latino Aulo Gelio, del siglo II de nuestra era, en su obra titulada “Noches Áticas”.

¿Qué es un clásico? Clásico se llama a aquel autor u obra que nunca pasa de moda. Y cotidianamente lo usamos no solo para la literatura y para las artes. En la música pop, por ejemplo, los clásicos son esos que todo el mundo conoce aunque sean temas que estuvieron de moda hace 20 ó 30 años: precisamente, siguen siempre vigentes, no pasan nunca de moda, por eso son clásicos. También se dice que es “un clásico” a aquello que conmueve, emociona o concita el entusiasmo de multitudes cada vez que se reedita. En el fútbol, por ejemplo, sabemos que “River-Boca” es un clásico. Aunque algunos señalan estos empleos del término como abusivos, tienen plena vigencia en la lengua.

Ahora bien, para conceptualizar qué es un clásico en el terreno literario, diremos que hay quienes apelan a las propiedades intrínsecas de la obra: “perfección, armonía, equilibrio entre el todo y las partes, belleza, genialidad”. Un clásico es tan “perfecto” que se convierte en modelo digno de ser imitado.

Pero lo cierto es que lo que transforma a una obra o autor en un clásico es también algo extrínseco: el público, la academia, el canon, la industria editorial... (esto también lo vieron Teoría y Crítica Literaria..., así que les pido que lo recuerden y profundicen).

Vamos a terminar con una cita del genial autor “clásico” de la literatura argentina: Jorge Luis Borges, quien en su ensayo “Sobre los clásicos” sostiene:

“Clásico es aquel libro que una nación o un grupo de naciones o el largo tiempo han decidido leer como si en sus páginas todo fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término. (...) Clásico no es un libro (lo repito) que necesariamente posee tales o cuales méritos; es un libro que las generaciones de los hombres, urgidas por diversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad.”
>>>>>>>>“Sobre los clásicos”, en: Otras Inquisiciones, Buenos Aires: Emecé, 2005.

Como vemos, para Borges lo que hace a un clásico no son los rasgos propios de la misma obra, sino el fervor sostenido y profundo del público lector...

Pues bien... Hay obras clásicas, autores clásicos, épocas clásicas... y LITERATURAS CLÁSICAS. Estas son la griega y la latina, que se desarrollaron entre los siglos VIII a.C. y II d.C. Como son DOS literaturas, hay que usar el plural: LiteraturaS ClásicaS. Son clásicas porque la humanidad siempre, a lo largo de toda su historia, ha regresado a ellas para nutrirse y para recrearlas. Y por muchas razones más que no podremos exponer aquí.

En fin... todo lo que se ha afirmado hasta este punto es lo general y básico que se puede decir sobre el tema, pero de ningún modo se agota en estos conceptos. Cada uno puede aportar su propia e íntima visión. Personalmente, creo que la literatura es encuentro. Lo digo como lectora y como escritora. Y los clásicos... son esos magos antiguos cuya alquimia continúa funcionando, aunque pasen los siglos y los milenios, con la misma maravillosa frescura con que lo hicieron en el minuto en que concibieron sus obras.

Cordialmente,
Patricia Calvelo

lunes, 29 de noviembre de 2010

Aviso importante - noviembre 2010

Hola a todos:

En los turnos de examen correspondientes a diciembre 2010 y febrero y marzo 2011 NO ENTRA LA ÚLTIMA UNIDAD DEL PROGRAMA (Novela latina: El asno de oro).

Pasadas esas fechas, tomaré el programa COMPLETO.

Cordialmente,
Patricia Calvelo

Lista de alumnos REGULARES 2010

Hola a todos:

A continuación consigno la lista de alumnos que están en condiciones de rendir Literaturas Clásicas como REGULARES:

1º 1ª
Cristina Agudo
Patricia Arancibia
Edith Belázquez
Camila Cabello
Estela Cadima
Héctor Calpanchay
David Camacho
Dardo Charcas
Yocanda Galiano Guayte
Lino Guadalajara
Rosana Guanuco
Carolina Mealla
Rodrigo Montoya
Jorgelina Ortuño
Marcia Portal
Brenda Ríos
Marisa Rivero
Magdalena Sánchez
Tatiana Toconás

1º 2ª
Natalia Acuña
Emilce Aguilar
Daniel Aparicio
Gisela Gaspar
Mónica Luna
Guillermo Orozco
Anahí Zerpa

Les recomiendo que lean, en este blog, la entrada "Cómo se rinde examen final de LLCC". Estoy a su disposición por cualquier consulta o duda que tengan.

Cordialmente,
Patricia Calvelo

martes, 16 de noviembre de 2010

Fecha de recuperatorio de Examen Parcial

Estas son las fechas y horarios en que haremos el Recuperatorio del Examen Parcial:

Primero PRIMERA
Jueves 25 a las 21:20

Primero SEGUNDA
Miércoles 24 a las 18:30

Hasta entonces,
Patricia Calvelo

lunes, 18 de octubre de 2010

Dido y Eneas - soneto en lunfardo de Jorge Accame



Eneas se las daba de lumbrera
y a Dido en latín la chamuyaba;
la gila todo el verso se tragaba
dejándose llevar a la catrera.

El punto, un antiguo calavera,
corazones flechados dibujaba
y, aunque en serio la mina le gustaba,
al final, pudo más su alma linyera.

Y se piantó en el barco una mañana.
Cuando la naifa de blanco se vestía
rajándose lo vio en la lejanía

y un mar de lagrimones derramó.
Después de haber cerrado la ventana,
se amasijó las venas y espichó.

lunes, 11 de octubre de 2010

El héroe cómico. Alba Romano

Agradezco a la Dra. Alba Romano, quien muy generosamente me permitió subir este artículo de su autoría al blog.

El Héroe Cómico

La figura del héroe trágico está claramente identificada y ejemplificada generalmente con la figura de Edipo. Se trata de un personaje que lleva sobre sí la pesada carga e inexorablemente se esfuerza por conocer una verdad que lo llevara a su perdición. Ceguera, obstinación y voluntad por no reconocer los indicios que pueden salvarlo definen al héroe trágico. Se habla de una culpa trágica que es, verdad, una culpa inocente.

Se puede, en mi opinión, reconocer en la comedia plautina rasgos similares a los del héroe trágico y con alguna libertad podemos hablar de héroe cómico. Es el personaje alrededor del cual el servus callidus, el esclavo astuto, construye su trama explotando la capacidad de ignorancia o el autismo que definen a este héroe. En realidad, toda la comedia plautina se basa en la ignorancia pues siempre hay alguien desinformado, ya sea acerca de su propio aspecto físico, inteligencia, valor o riqueza[i]. El héroe cómico quiere ignorar, luego, se trata de un acto de voluntad que hace violencia a la naturaleza de las cosas. En esto radica la culpa cómica y el castigo de la misma es parte del desenlace feliz de la comedia. Por su ignorancia el héroe cómico actúa dentro de la contradicción que existe entre la realidad y la idea que de la misma se hace el héroe. Y actuar es una expresión puramente teatral: el héroe cómico no actúa, simplemente gesticula, se mueve dentro de un vacío, de su falsedad perceptible para los otros personajes y el público. En otras palabras, el héroe cómico queda fuera de la complicidad de la ironía dramática que une algunos actores y a los espectadores omniscientes.

En el análisis del personaje en cuestión, la teoría bergesoniana de la risa nos es de gran ayuda para comprenderlo. En Le rire, Henri Bergson[ii] describe a la risa como un fenómeno eminentemente social, es decir, compartido por los miembros de una comunidad. Ahora bien, dentro de esa sociedad la vida exige de nosotros una atención siempre lista que discierne claramente los contornos de la situación presente. Tensión y elasticidad con las fuerzas complementaria que ponen a la vida en juego. La rigidez física crea los defectos del cuerpo, la rigidez espiritual crea la pobreza psicológica y las variedades de las tonterías. Toda rigidez es sospechosa para una sociedad que quiere obtener de sus miembros la mayor elasticidad y la mayor sociabilidad. La rigidez es cómica y la risa es el castigo que inflige la sociedad al carente de capacidad de cambio y adaptación[iii]. Un ejemplo insigne es el de Pyrgopolynices en Miles Gloriosus quien aparece claramente delineado en un prólogo que no tiene valor dentro de la economía de la obra sino que simplemente ilustra la vanidad del soldado y su desfasaje frente a la realidad. El parásito, en su única aparición, actúa solo como apoyatura a esa ignorancia de si mismo que ciega al soldado. La descripción hiperbólica del valor y la fuerza, al igual que la inverosimilitud de las hazañas y la cifra desmesurada de las victimas nos hace esperar con cierta ansiedad los futuros desencuentros y la humillación final[iv]. Pero esta humillación no se logra con un mero desmentido de las falsedades en la que Pyrgopolynices cree y que el parásito, por convivencia, abona sino que es el de esperar una trama más compleja que revele más aún la disociación del héroe con respecto al mundo que lo rodea. Para que su castillo de naipes se desmorone todo lo estruendosamente que lo esperamos, necesita la intervención de una figura central en una comedia plautina, el servus callidus, Palaestrio en este caso, que no solo esta en contacto directo con la realidad, sino que se erige en el arquitecto de la intriga[v]. Existe la tentación de ver en esta figura un héroe porque sus hazañas, que son de veras, controla la acción de los otros personajes aunque sean estos de condición libre. En verdad, el esclavo Palaestrio de transforma en imperator[vi], general en jefe, que comanda huestes ciudadanas obedientes y respetuosas. Pero falta a este héroe, posible dentro de los parámetros de la comedia, esa culpa que arrastra sin conocerla y que lo llevara e la perdición. Es precisamente éste es el caso de Pyrgopolynices a quien esa culpa de la ignorancia lo hace fácil presa del engaño. La intriga creada a su alrededor explota su lujuria y vanagloria, ya descriptas en el prologo, a la que se agrega su codicia como rasgo nuevo. Este soldado fanfarrón, lujurioso, vanidoso y codicioso, responde mecánica y predeciblemente a las trampas que se le tienden. Se trata de un libreto de seducción y tentación que llevan al soldado a cometer ofensas morales más que criminales y este héroe cómico, en su propio actuar y en su miopía, procede a su destrucción y de ese modo avanza inexorablemente a su perdición y la comedia encuentra la feliz resolución que es el canon del género[vii].

Se puede tomar otro ejemplo: el de Euclio en Aulularia. Encontramos un pauper Romanus que encuentra un tesoro en su jardín después de la intervención del dios Lar. El personaje que ha sido pauper, pobre, toda su vida no sabe adaptarse a la nueva situación de dives, rico. Hay en él una rigidez que lo lleva a aferrarse a lo que fue y le impide acceder a un mayor bienestar y a la posibilidad de dotar a su hija. En lugar de hacer el uso que la sociedad exige del dinero encontrado, o sea ponerlo en circulación y -en el caso de esta comedia- darlo como dote a su hija casadera, no atina más que a esconderlo.

Para comprender más claramente la culpa de Euclio es útil considerar el contexto social y dentro de éste, las mores y leges, sin olvidar los valores de la sociedad romana porque las así llamadas intrigas de la comedia plautina están insertas en un medio ambiente romano, a pesar de los ligares en que se desarrollan y del pallium de los actores[viii]. Recordemos que los derechos básicos de la ciudadanía romana eran el ius commercii y el ius conubi, o sea el derecho a comerciar legalmente y al matrimonio legal, iustae nuptiae[ix], y son precisamente estos derechos los que Euclio no ejerce.[x] En primer lugar, al no poner su dinero en circulación atentaba contra la economía de intercambio,[xi]básica para la subsistencia de toda sociedad y por consiguiente para la romana que ya tenía un sistema financiero complejo y un modo de producción proto- industrial.[xii] En segundo lugar, el matrimonio, parte del sistema socio cultural, era otra forma de intercambio y los patresfamilias consideraban a sus hijas casaderas como un valioso bien que servía para unir convenientemente diversas familias y sellar pactos políticos, económicos o sociales.[xiii]La ignorancia o incapacidad de cumplir con sus deberes de padre y ciudadano hacen de Euclio, abrumado por el peso de esa fortuna inesperada y que no sabe usar, busca un escondite seguro en su opinión y, aunque su desconfianza lo lleva a sospechar de la misma Fides, deposita el dinero en su templo que, ubicado extramuros, señala una vez más la secesión de Euclio en la Urbs.

No estamos frente a un avaro insaciable en su codicia pues de ser asó ya hubiera buscado formas de inversión para aumentarla.[xiv]Se trata de un hombre sin flexibilidad a quien la preocupación porque no se conozca su nuevo status económico lo lleva a una verdadera paranoia que distorsiona todo lo que ve y oye y además atribuye a otros intenciones que él inventa. Como Pyrgopolynices es víctima del engaño de un seruus callidus que le roba ficticiamente su dinero. En este caso no fue necesaria una intriga compleja , el mismo Euclio imagina una emboscada en cada uno de los personajes con los que se enfrenta . El desenlace no lo destruye ni humilla, sino que lo libera de esa responsabilidad que lo abrumaba. Su castigo han sido todos los temores y torturas de la paranoia en la que cae. El feliz desenlace lo reintegra a su status original y hace de él, sin que se lo propusiera, un honorable paterfamilias que casa a su hija con una buena dote y un ciudadano que participa en el intercambio de bienes y mujeres que la sociedad exige.[xv]

En franca oposición a estos héroes cómicos, víctimas y victimarios a causa de su inflexibilidad, de su incapacidad de evaluar racionalmente las circunstancias en que se encuentran, encontramos en la comedia romana personajes que son inmunes al desconcierto que provoca el engaño y ante una realidad nueva se adaptan hábilmente, incluso si esa realidad crea un absurdo, como es el caso de Amphitruo. La satisfacción de un capricho divino fuerza a la duplicación de dos personajes: Amphitruo y Sosias, su esclavo; Amphitruo, el ciudadano y general victorioso, no concibe la posibilidad de un doble, se resiste a la privación de identidad y se esfuerza, vanamente, en reivindicar nombre y status. La intervención de Júpiter, fuente, origen y responsable de los equívocos, resuelve lo aparentemente irresoluble. Muy distinto es el caso de Sosias, cuya psique entrevemos en la larga escena primera del primer acto. Comienza quejándose de su suerte y luego, se recuerda a sí mismo si poca piedad porque no ha cumplido con el ritual de dar gracias por haber sobrevivido la guerra. Mercurio nos adelanta lo que iremos descubriendo poco a poco:

ME. Facit ille quod uolgo hau solent, ut quod se sit dignum sciat 185
ME. Él hace lo que el pueblo no suele hacer, que se sepa digno de lo que merece.

En efecto, aunque vemos a Sosias vanidoso, usurpando temporariamente la gloria que merece su amo cuando se prepara para la narración de la batalla, se confiesa testigo no confiable pues, en su cobardía, se mantuvo alejado del fragor de la lucha.[xvi]El esclavo logra elevarse a niveles épicos en el ensayo de su relato-parodia que un público alerta sin duda detectó- pero no tarda en volver a su visión a ras de tierra en la que atribuye al sol una conducta humana reprobable. Mercurio juega con sus aprehensiones en un rosario de amenazas dichas en un aparte ficticio que Sosias oye y, con su sentido común, se resiste a entrar en el plano metafórico dando una interpretación literal a las palabras del dios:
ME. Quisquis homo huc profecto uenerit, pugnos edet.
SO. Apago, non placet hoc noctis esse: cenaui modo 309-10

ME. Cualquier hombre que venga aquí comerá mis puños.
SO. Por favor, no me agrada comer esta noche: cené hace poco.

ME. Vox mihi ad aures aduolauit.
SO. No ego homo infelix fui.
Qui non alas interuelli: uolucrem uocem gestito. 324-5

ME. Una voz voló hasta mis oídos.
SO. No soy acaso un hombre desdichado que no corté las alas: llevó una voz
voladora.

Finalmente Mercurio declara que él es Sosias y de este modo substrae la identidad al esclavo. El verdadero Sosias adopta una política pragmática frente a esta usurpación por el más fuerte:
quando pugnis plus uales. 390
ya que eres más fuerte con los puños
y si los puños no bastaran, se rinde ante los argumentos, es decir, ante lo que Mercurio sabe sobre la victoria y el trofeo, y cuando ve en el otro si propia imagen, se refugia en su certeza más básica:
Sed quom cogito, equidem certo udem sum qui semper fui.[xvii] 447
Pero cuando pienso, en verdad, soy el mismo que siempre fui.

Se resigna a tener un reflejo o una viva imagen de sí mismo, algo que cuando muerto nadie le concedería dada su condición servil. De este modo Sosias acepta la existencia de un doble, aceptación que se repite cuando se produce la duplicación de su amo y espera, lógicamente, la duplicación del trofeo.

Estamos ante un caso de total adaptación y flexibilidad. Es el mundo el que está dado vuelta y ante una relación absurda, el esclavo sigue con los pies en la tierra, inamovible en sus certezas. Se aferra a las verdades básicas y mira, con estupor, sin duda, pero sin rebelión, el desarrollo de los equívocos de los que es testigo. Cuando el mundo es comprensible y predecible porque se mueve en carriles conocidos, el esclavo se conoce a sí mismo y reconoce la debilidad de su naturaleza. Cuando en la comedia, y sólo posible por la voluntad divina, se interfiere con la identidad misma de los personajes, Sosias lo acepta y se resigna. Más aún se adapta y se integra a ese escenario. Su comicidad no deriva de su estado de exilio social, de su operar en un mundo que no existe, sino de sus argucias y argumentos para tratar de defender en primer lugar su identidad y luego su posición dentro de la comunidad. En ese sentido Sosias es el antihéroe cómico porque está en armonía con su entorno gracias a su flexibilidad y capacidad de ajuste.

Otro ejemplo podemos buscarlo en Miles Gloriosus en la que Sceledrus es víctima de una estratagema similar a la que Mercurio utilizó con Sosias. El seruus callidus, Palaestrio, inventa una situación falsa, inexistente. El seruus común, Sceledrus, detecta algún engaño y pretende revelarlo. No tiene demasiada inteligencia pero sí fe en sus sentidos y fidelidad al amo. Palaestrio juega con él y a través de pruebas fabricadas trata, y lo consigue en alguna medida, de hacerle creer que no vio lo que vio. Nuevamente estamos ante una situación falaz, ante una irrealidad producto de las maquinaciones del esclavo hábil con la complicidad de otros personajes. Sólo el esclavo que juega su papel acorde a su condición tiene los pies firmemente apoyados en el suelo y, con su falta de imaginación, debe aceptar pasivamente lo que le dicen y añadir a esto la ansiedad ante un posible castigo por haber vislumbrado la realidad.

Hay un personaje odioso en la comedia plautina porque está guiado por el afán de lucro, ajeno al espíritu de la Saturnalia o carnavalesco que impera en el género.[xviii]Se trata del leno, proxeneta, en su doble función de tratante de blancas y mercader de esclavos que puede hacer ajustes oportunistas y que da pruebas de ingeniosa habilidad de adaptación cuando las circunstancias cambian. Es el caso de Labrax en Rudens quien, pasando por alto un naufragio y la imposibilidad de entregar a su esclava a quien lo había prometido, declara haber cumplido su contrato ya que el adulescens y el leno se encuentran frente al templo de Venus como habían convenido. El hecho de que este templo esté en una comarca diferente y la reunión de los personajes se deba a esas cualidades necesarias para el desenlace de la comedia no parece perturbar al inescrupuloso mercader que pretende pasar por un hombre de palabra.[xix]

Si el engaño, la ignorancia, la desinformación, el error están en el centro mismo de la comedia plautina, es natural encontrar personajes con diferentes roles ante esa irrealidad argumental que se gesta dentro de la irrealidad de la obra de teatro.[xx]Encontramos dos vertientes en los roles protagónicos o, por lo menos, importantes. Más conspicuos son los personajes que constituyen un obstáculo para el desarrollo de la trama porque no entran dentro de la dinámica de la sociedad y en el complejo engranaje de la misma que exige de sus participantes una continua evaluación de la realidad circundante y un actuar congruente con esa realidad. A estos personajes los llamamos los héroes cómicos porque avanzan ciegamente, autísticamente hacia su castigo o derrota. La otra vertiente la representan los personajes que no son creadores y agentes de la trama o trampa como el seruus callidus, en quien se invierte toda la argucia e imaginación para organizar las maquinaciones que provocarían la peripatéia y la consecuente feliz resolución. Estos personajes, ya sea por falta de perspicacia o por pusilanimidad o por limitaciones derivadas de su bajo status social, no oponen resistencia a las circunstancias por absurdas que sean y en su misma complacencia generan comicidad, porque hacen de la lógica y la racionalidad un instrumento inadecuado para restaurar el orden o descubrir la verdad. Es el caso del racionalmente convencido Sosias y del falazmente derrotado Sceledrus, que se convierten en los antihéroes cómicos porque no pueden ni quieren luchar y flexibilizan sus actitudes y las ajustan a las circunstancias, aunque éstas estén en conflicto con la realidad. Héroes y antihéroes cargan, por partes iguales, con la responsabilidad de hacer reír al público y lo logran en la comedia plautina.


Notas
[i] Cf. Plat. Filebus 40-50

[ii] Essai sur la signification du comique, Presses universitaures de France, Paris 1958, ed. 123

[iii]Ibíd. P. 16 (…) la société voudrait (…) obtener de ses membres la plus grande elasticité et la plus haute sociabilité possibles. Cette raideur est le comique, et le rire en est le chátiment.

[iv] Esta derrota es tanto más deseada porque el soldado es el elemento oponente en el modelo actante de Pierre Greimas, Semántica Estructural, Alfredo de la Fuente trad., Madrid 1987, pp. 268-275, en el cual podemos ver claramente al destinador(D1) o sea el autor, con un destinatario(D2) o sea el publico, común sujeto(S) o sea el enamorado Pleusicles, pálidamente presentado, y un objeto(O) que es conseguir la unión de los amantes. El modelo actante requiere un ayudante (A), en este caso Palaestrio y un oponente (Op.) encarnado en la figura de soldado. Otro soldado fanfarrón lo encontramos pero por procuración en Curculio 442-52 en donde el esclavo se hace pasar por el teniente de Therapontigonus Platagidorus cuyas hazañas describe con las mismas hipérboles que las de Pyrgopolynices.

[v] Mil. 1139: ml. Quid Agis, noster architecte? PA. Egone architectus?, MI. ¿Qué haces, arquitecto nuestro? PA. ¿Acaso soy arquitecto?

[vi] Ibíd. 1160 AC.impetrabis, imperator, quod ego potero, quod uoles. Se te conocerá, general, lo que pueda, lo que quieras. Cf. Poen. 4: imperator histricus, general histriónico.

[vii] Se trata de una de esas fórmulas primitivas, de uno de esos arquetipos unificadores que yacen en el corazón de la literatura, Northrop Frye, Anatomy of criticism, Four Essays, Princeton 1957, p.17.

[viii] Para ampliar este tema Cf. Adele C. Dcafuro, The Forensic stage. Settling disputes in Graeco Roman New Comedy, Cambridge University Press1997.

[ix] Susan Treggiari, Roman marriage, Oxford University Press 1991.

[x] La presencia de la ley también se encuentra en los versos 91-3:
Euc. caue quemquam alienum in aedis intromiseris
Quod quispiam ignem quaerat, extingui uolo
Tum aquam aufugisse dicito, si quis petet.
El fuego que alguien pida quiero que se extinga
Euc. Ten cuidado que no entre ninguna persona ajena en la casa.
además, tu dirás que el agua ha huido si alguno la pide.
La ley prohibía que, dentro de la península itálica, se diera agua y fuego al exiliado. Euclio convierte su casa en territorio de exilio, lo que es una metáfora del exilio al que él mismo se ha condenado.

[xi] Hor. O. II, 2 : nullus argento color est auris
Abdito terris(…)
No tiene color el dinero escondido en la avara tierra(…)

[xii] Jean Andreau, La vie financiare dans le monde Romain. Les metiers de manieurs d’argent(IVesiécle av. J.-C.- III siecle ap. J.-C.), Ecole Franaise a Rome

[xiii] Considerar a la mujer como un bien intercambiable no es único de la sociedad romana sino de toda sociedad y así explica C. Levy Staruss el tabú del incesto porque no promueve el moviemiento dentro de las sociedades; cf. The Elementary Structures of Kinship, James Harle Bell; John Richard von Sturmer y Rodney Needlam trads., Boston 1969, pp. 45-51.

[xiv] Esta es la diferencia fundamental con el personaje de Harpagon en L’avare de Moliere. Para Euclio su dinero tiene una valor simbólico, sin referencia a su uso y función, una afición gratuita y sin objeto. Para Harpagon es un instrumento de enriquecimiento. Estamos frente a la insaciabilidad del avaro y el feliz desenlace de la intriga no devuelve a Harpagon a su medio que le da la oportunidad de seguir dedicado a su obsesión.

[xv] David Konstan, “The dramatic fortunes of a miser ideology and form un Plautus and Moliere”, Discourse and difference, Andrew Milner y Chris Worth eds., Melbourne 1990, pp. 177-189: Once he is reduced to this objective state of loss, he is allowed to recover the property, on two conditions: first that he permit the gold to enter unto circulation, hero un the form of a dowry; and second that he consents to reproduce the kinship network by engaging in conjugal ties to another household.

[xvi] Esta falta de heroicidad es típica del esclavo para quien uirtus no tiene sentido, cf. Cist. 231-2. Como la falta de fides es típica del leno, cf. Curc. 266-9

[xvii] Sobre la importancia de este cogito y sus consecuencias en el desarrollo de la metafísica racional ver Benjamín García Hernández, Descartes y Plauto. La concepción dramática del sistema cartesiano, Madrid 1997. El autor demuestra que Descartes, que había leído a Plauto, sigue en su duda metódica los pasos del diálogo entre Mercurio y Sosias. Mercurio sería el deus deceptor que actúa como abogado del diablo y despoja a su interlocutor de identidad hasta que éste llega a una verdad incuestionable: cogito y de allí ergo sum.

[xviii] Charles Segal, Roman laughter, Cambridge, Mass 1968, passim.

[xix] 863-5.

[xx] Una irrealidad que el autor comparte generosamente con el público en todas las rupturas de la ilusión dramática que hace de Plauto un eximio espécimen del meta-teatro común en la Antigüedad, desconocido en el teatro clásico-europeo y restaurado a principios del siglo XX por figuras tales como Pirandello. Cf. Mil. 213: euscheme hercle astitit et dulce et comoedice (Periplectomensus describiendo al seruus callidus), qué elegantemente, por Hércules, está de pie y qué suave y al estilo de la comedia; Ps. 468: statum uide hominis…quam basilicum!, mira el estado de ese hombre como un basilisco; el adulescens amans pide permiso al esclavo para adoptar su rol: Ps. 238: non iucundumst nisi amans facit stulte, no es grato, amenos que ame, hacerte el tonto; y luego acepta el libreto que se da el esclavo. Cf. Niall W. Slater, Plautus in performance. The theatre of the mind, Princeton University Press1985, p.113.

ENEIDA y sus fuentes... o hipotextos

La Eneida de Virgilio está estructurada en doce libros: los primeros seis nos recuerdan a Odisea, puesto que son los viajes que hace Eneas hasta llegar al Lacio, y los libros restantes están inspirados en Ilíada, ya que narran las luchas que libra Eneas contra Turno y los latinos para poder establecerse allí con los suyos. Entonces, la propuesta es leer Eneida en comparación con sus fuentes: Ilíada y Odisea.

Pero antes deberíamos aclarar a qué se llama (o, mejor, a qué se llamaba) “fuentes” en el ámbito de la literatura.

El DRAE nos da una primera aproximación, pues en su acepción 8ª nos informa que fuente es:
- Principio, fundamento u origen de algo.
Y en su 10ª acepción, nos aproxima más a lo que deseamos saber:
- Material que sirve de información a un investigador o de inspiración a un autor.

Los diccionarios de Teoría y Crítica Literaria apenas registran este concepto, pues se trata casi de un término perimido, que no se usa. Sin embargo, podemos encontrarlo en:
- Diccionario de Teoría y Crítica Literaria de J. A. Cuddon:
fuente. Cualquier obra de la que un autor ha tomado prestados una idea, un argumento o relato.
- Diccionario de Términos Literarios de Ana María Platas Tasende:
fuente. Escrito u obra que se considera base de otro o de alguna parte de otro. La Égloga I de Garcilaso sigue el diseño de la VIII Bucólica de Virgilio.

Como vemos, en el ámbito literario este término se usa en sentido metafórico, puesto que significa que un poeta bebe en las fuentes de otro, se nutre de la obra de otro escritor para componer la propia. Algunos lo relacionan con “plagio”, pero no se trata de tal cosa, y por ahora esas otras aguas las dejaremos correr y seguiremos con las de nuestra fuente.

Como decíamos más arriba, cuando se hace un análisis de un texto y se observa si en él hay ecos de otro u otros, ya no se habla de las “fuentes” sino de las relaciones intertextuales que se establecen entre ambos textos: el original y el que lo toma de base.
El concepto de intertextualidad se gesta dentro de la teoría literaria de Mijail Bajtin, quien la formuló aproximadamente en la década de 1930. O sea que ya tiene sus años. Cito aquí una definición del concepto:
>>>>>>>Se entiende por intertextualidad, en sentido amplio,
>>>>>>>el conjunto de relaciones que acercan un texto determinado
>>>>>>>a otros textos de varia procedencia: del mismo autor o
>>>>>>>más comúnmente de otros, de la misma época o de
>>>>>>>épocas anteriores, con una referencia explícita (literal
>>>>>>>o alusiva, o no) o la apelación a un género, a un arquetipo
>>>>>>>textual o a una fórmula imprecisa o anónima. (Wikipedia)


Son varias las relaciones de intertextualidad que pueden establecerse entre dos textos. Las que nos interesa para este trabajo es la hipertextualidad. Esta, según Génette, es "toda relación que une un texto B (que llamaré hipertexto) a un texto anterior A (que llamaré hipotexto) en el que se inserta de una manera que no es la del comentario".

O sea que en el caso de Homero y Virgilio, Ilíada y Odisea son hipotextos de Eneida. O, si lo consideramos a la inversa, Eneida es el hipertexto de los poemas homéricos.

Sin embargo, Virgilio no se inspira únicamente en Homero para componer su epopeya.

La leyenda que entronca a los romanos con los troyanos nace en la época de las Guerras Púnicas. Recordemos que en este conflicto los romanos se enfrentaron a los cartagineses (pueblo del norte de África, descendiente de los fenicios) y los vencieron.

Las Guerras Púnicas, que fueron tres, se libraron entre los años 264 y 146 a.C. El detonante del conflicto fue que Roma anexó a su territorio a la Magna Grecia (sur de Italia e isla de Sicilia, que se llamaba así por estar poblada por colonias griegas) que estaba en parte bajo el dominio cartaginés. Luego la lucha se extendió y, aunque los romanos sufrieron algunas derrotas, terminaron ganando la guerra. Esto hizo que los griegos que habitaban la Magna Grecia imaginaran que los romanos, que se habían revelado como un pueblo grande y valiente, eran descendientes de los troyanos. Y echaron a rodar esa leyenda.

Frank Tenney explica:
“En menos de una generación en Roma esa genealogía se aceptó sin reservas y Nevio, comprendiendo sus ventajas literarias, se dedicó a escribir la historia épica de Roma, a la que puso como prefacio esa leyenda. Roma había comenzado a adquirir conciencia de sí misma y a expresarse”. (Tenney, Frank. Vida y literatura en la República Romana. Buenos Aires: Eudeba. 1961. Pág. 26).

Nevio fue un poeta romano que vivió entre los años 261 y 201 a.C. Compuso tragedias y comedias y creó la fabula praetexta, el drama nacional romano. Pero aquí nos interesa porque es autor de un poema épico: Poenicum Bellum (“La Guerra Púnica”), por el que ha sido considerado como el creador de la épica romana. En su poema, Nevio narra la salida de Eneas de Troya, sus amores con la reina de Cartago, la fundación de las ciudades enemigas (Roma y Cartago) y la lucha entre ambos bandos. En su texto Nevio conjuga historia, leyenda y poesía. Lo cierto es que esta obra se constituye en la fuente romana de Eneida de Virgilio.

Es decir que Virgilio se nutre tanto de la épica griega, a través de Homero, como de la incipiente epopeya latina, de la mano de Nevio. Respecto de la primera, dice Pierre Grimal:

“El argumento elegido por Virgilio tenía la ventaja de vincular directamente a la Roma imperial con el pasado más lejano y prestigioso del mundo helenístico. La Ilíada, de la que se dice con razón que constituía la Biblia del pensamiento griego, se convertía así en garante de la grandeza romana: los romanos dejaban de ser conquistadores ávidos, dueños del universo por la única fuerza de las armas, para ser los instrumentos de un Destino o, si se prefiere, de una Providencia que desarrollaba sus designios sobre más de diez siglos. La dominación que ejercían sobre las ciudades griegas no era más que un justo desquite; la toma y el saqueo de Corinto expiaban la ruina de Troya y la muerte sacrílega de Príamo. Y, al mismo tiempo, todo rencor, en los vencidos, se tornaba injustificado. Lo que semejante “justificación” de la conquista romana tiene de ilusoria para nosotros (pues nos es difícil considerar las epopeyas como otra cosa que como ejercicios de poetas, sin fines prácticos), resultaba tal a la vista de los antiguos, para quienes la Historia y el Mito no estaban separados por fronteras netas: Aquiles era para ellos tan real como Aníbal; Filopemen o Alejandro no lo eran más que Agamenón o Menelao. La epopeya virgiliana, al dar una forma perfecta a esas tradiciones, grabada en cierto modo para siempre, como una inolvidable lección de historia, el relato de los acontecimientos que legitimaban el Imperio.” (Grimal, Pierre. El siglo de Augusto. Buenos Aires: Eudeba. 1960: 67-68).

Entonces, retomando todo lo visto hasta aquí:

>>>>>HIPOTEXTOS>>>>>>>>>HIPERTEXTO
Ilíada y Odisea de Homero
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>Eneida de Virgilio
Bellum Poenicum de Nevio

Pero antes de seguir, se hace necesario aclarar que cuando un autor toma algo de otro no lo hace para repetir a ciegas la obra anterior, sino para DARLE UN NUEVO SENTIDO en la obra que compone. Virgilio quiere crear la gran epopeya romana, de ningún modo pretende repetir la épica griega ni copiar a Nevio. Quiere darle a Roma un héroe propio, y un poema épico nacional.

Como ya hemos leído a Homero, la propuesta es ahora leer Eneida e ir recordando, cuando el texto lo permite, sus hipotextos griegos. Para ello nos pueden servir de guía las preguntas de abajo.

1. Señale semejanzas y diferencias entre Eneida y los poemas homéricos. No se trata de que se nos vaya la vida en enumerar semejanzas y diferencias. Se trata de ver qué toma Virgilio de Homero, cómo lo recrea, qué nuevos sentidos le da. Se trata de ver qué elementos nuevos introduce cuando “descansa” de Homero, y por qué. Se trata, finalmente, de que cada uno vaya haciendo descubrimientos en su lectura, porque LA LECTURA ES UN RECORRIDO PERSONAL DEL TEXTO, y no hay como explorar uno mismo un lugar: ninguna foto ni video ni comentario puede suplir la experiencia de hacerlo. ¡Y ningún resumen de la obra!

2. ¿En qué cantos y versos (o pasajes) de Ilíada aparece Eneas? ¿Qué se resalta en esos pasajes de este personaje?

3. ¿Qué escenas toma Virgilio de los poemas homéricos? Elija una (la construcción de las armas, el descenso al Infierno, etc.) y compárela entre el hipotexto y el hipertexto. Diga qué sentido tiene dicha escena en el contexto de su obra.

4. En Eneida se narran episodios relacionados con la guerra de Troya que no están presentes en los poemas homéricos. ¿Cuáles son? Relátelos con vocabulario propio.

5. Diga qué personajes de los poemas homéricos aparecen en Eneida y cuál es su función dentro de este poema.

6. ¿Qué personajes nuevos incluye Virgilio que no haya tomado de los poemas homéricos? Enumérelos y caracterícelos.

7. ¿Qué dioses aparecen en el poema virgiliano? ¿Cómo se comportan? ¿Se parecen a los dioses homéricos o se diferencian de ellos?

8. ¿Qué función cumple en el poema virgiliano el amor entre Dido y Eneas?

9. Algunos críticos ven a Eneas como un verdadero héroe, mientras otros lo caracterizan como antihéroe. Luego de leer el poema, diga cuál es su propia postura al respecto, y fundaméntela en base al texto.

10. Todo lo que en Eneida le llame la atención, le guste, le disguste, le parezca un acierto o un desacierto, considere hermoso o feo... todo inclúyalo en este último ítem.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Los siete sobre Tebas

Queridos chicos:

Los siete sobre Tebas están en la caja de Literaturas Clásicas de la fotocopiadora "Vivi" (Otero, justo a mitad de cuadra entre San Martín y Belgrano; subir la escalera de la derecha y luego sobre la mano izquierda)... En cuanto abran la caja los siete juntos saltarán sobre ustedes como si fueran la mismísima Tebas...

No pude dejar la copia en la fotocopiadora del profesorado porque ya estaban muy enfiestados cuando fui... Espero que ustedes también lo estén, pero que entre fiesta y fiesta se den un tiempo para hacer los trabajos prácticos pendientes...

Feliz día del profesor, feliz día del estudiante, felices bacanales, feliz vida...
Patricia

viernes, 10 de septiembre de 2010

Lisístrata, Cnemón, Euclión y los hermanos... ¡cartón lleno!

Lea en forma completa y atenta las comedias y responda las siguientes preguntas:

Lisístrata de Aristófanes
1. ¿Quiénes son los personajes de esta comedia? Enumérelos. Diga si son personajes típicos a la manera de la comedia nueva o no. Fundamente su respuesta.
2. Recuerde la definición de comedia de Aristóteles: ¿en qué sentido la comedia es imitación de los peores? ¿Qué vicios femeninos encarnan los personajes de Lisístrata? Cite ejemplos. Y la protagonista, ¿tiene esos mismos vicios o no? ¿Qué intereses mueven su accionar?
3. ¿Por qué esta obra se titula Lisístrata? ¿Cómo se relaciona el título con la ideología de Aristófanes?
4. ¿Qué recursos emplea el comediógrafo para provocar humor? Extraiga ejemplos del texto.
5. ¿Qué es la parábasis? ¿Cuándo se da en esta obra?
6. ¿Entre quiénes se da el agón en esta comedia? ¿Qué ideas se oponen en dicho agón?
7. ¿Cómo es el lenguaje de esta comedia? ¿A qué se debe?

La olla de Plauto (y El misántropo de Menandro)
1. Señale semejanzas y diferencias entre esta comedia y la de Aristófanes (personajes, humor, estructura, lenguaje, temas, etc.).
2. ¿Dónde transcurre la acción? ¿Por qué?
3. ¿Qué eran los lares? El prólogo de esta comedia está puesto en boca del dios Lar, ¿por qué?
4. Lea atentamente el contenido del prólogo y diga qué función cumple éste dentro de la obra.
5. ¿En qué partes de la obra los actores hablan directamente al público? ¿Quién/es lo hace/n y por qué?
6. ¿Qué personajes típicos de la comedia palliata (tomados de la comedia ática nueva) aparecen en esta obra? Para responder puede comparar este texto con El misántropo de Menandro.

Plauto y Terencio
Lea “El héroe cómico” de Alba Romano y comente las obras de Plauto y Terencio a la luz de los conceptos allí expuestos.


lunes, 6 de septiembre de 2010

Edipo rey. Devolución y correcciones. Aplicación

Hola a todos...

Ante todo, el trabajo debe incluir una portada que contenga los siguientes datos:

Instituto de Formación Docente y Técnica N° 5 “José Eugenio Tello”
Profesorado de Lengua y Literatura para EGB3 y Nivel Polimodal
Literaturas Clásicas
Número y Título del TP
Nombre y Apellido de la profesora (en ese orden)
Nombre y Apellido del o de los autores del trabajo
Curso y división
Fecha de presentación

Además, las hojas del escrito deben estar foliadas.

CORRECCIONES
Primero haré algunas observaciones generales y luego repasaré una a una las consignas del cuestionario. No todas las observaciones están dirigidas a todos. Por favor cada uno LEA SU TRABAJO y vea qué le puede servir de lo que aquí considero.


En general, los trabajos están bien presentados, pero algunos pueden mejorar.
Algunos elaboraron el trabajo en forma manuscrita y otros en computadora. A los primeros les sugiero cuidar la caligrafía y el manejo de espacios. A los otros les pido que se abstengan de usar algunas de las comodidades que brinda la informática (hay quienes “cortan y pegan” los textos sin siquiera leerlos...): en nuestra carrera se trata de LEER, de PENSAR, de REFLEXIONAR, no de copiar y pegar a lo pavote para cumplir con una presentación.

Aunque es obvio que la redacción cuesta mucho, siempre hagan el esfuerzo de redactar con su propio vocabulario y sintaxis. Seguramente les corregiré y deberán rehacer su trabajo, pero la cuestión es APRENDER, para eso estamos. Es decir, si nos cuesta presentar un trabajo, mejor que nos cueste más y aprendamos antes que lo hagamos rápido pero sin aprender nada.

En forma general, les pido que revisen la ORTOGRAFÍA y ACENTUACIÓN de sus escritos. Copien en hoja aparte las palabras mal escritas, hagan una lista, escríbanlas correctamente, memorícenlas.

El VOCABULARIO que utilizan debe ser culto, académico, específico, no coloquial. Si al leer la bibliografía encuentran una palabra cuyo significado desconocen, búsquenla en el diccionario, empiecen a usarla sabiendo qué quiere decir. HÁGANLA SUYA, así enriquecerán su vocabulario.

En varios trabajos no se respeta la consigna. Por favor LEAN BIEN LA PREGUNTA y ATÉNGANSE A LO QUE SE LES SOLICITA.

En la mayoría de los escritos se nota que deben mejorar la redacción. Copio aquí algunas oraciones extraídas de sus trabajos para que las lean y observen qué problemas de redacción presentan:

“Edipo fue rey de Tebas, pertenece al ciclo tebano.”
“El coro cumple una función definitiva que es múltiple.”
“El coro cumple la función de resumen.”
“El protagonista no sufre este complejo porque las acciones que tomaba Edipo, era de evitar el oráculo acaecido a su persona, para evitar ese destino que sin saberlo, lo cumple, característica de las tragedias”.
“La tragedia ocurre en la ciudad de Tebas, Edipo fue el antecesor del rey Layo”.

Respecto de las citas: todos consignaron el número de página de donde las tomaron. Cuando se trata de una tragedia clásica, se citan los números de versos. Si manejan una edición que no anota los números de versos, entonces no queda otra opción que citar el número de página... ¡pero entonces deben incluir en la bibliografía al final de trabajo qué edición consultaron!

A continuación revisaremos una a una las consignas, para ver qué problemas surgieron en ellas.

Consigna 1:
La consigna no solicita biografía ni todas las obras de los tres tragediógrafos. Por eso quienes no se ajustaron a lo que se pedía tienen el ítem tachado, lo que se considera incorrecto. Los que lo hicieron en computadora, insisto, no copien y peguen sin leer lo que ponen.
Pertenecen al ciclo tebano:
Los siete sobre Tebas de Esquilo
Edipo rey, Antígona y Edipo en Colono de Sófocles
Las fenicias y Las suplicantes de Eurípides

Consigna 2:
No copiar textualmente ni todo lo que dice un diccionario de mitología. ¡No copiar ciegamente y sin reflexionar!

Consigna 3:
Ni Pólibo ni Layo son personajes. Sí lo son aquellos que tienen a su cargo uno o más parlamentos dentro de la obra. En otras palabras, son personajes los que hablan y/o actúan en la tragedia.
Nuevamente debo pedirles que se atengan a la consigna: no se solicitó caracterización de personajes y muchos lo hicieron.
Recuerden que “actor” y “personaje” son dos conceptos distintos. Algunos de ustedes los usan como sinónimos; a veces para referirse a un personaje dicen “actor”.
Probable reparto de la obra: hay que considerar al corifeo aparte de los tres actores, es el guía del coro.
No usar número sino letra para escribir una cifra: lo correcto es escribir “Eran tres actores”; no “Eran 3 actores”.

Consigna 4:
Estructura externa e interna: cuando consignan qué es lo que sucede en el prólogo, en la párodo, etc., están haciendo a un mismo tiempo las dos estructuras.
NO COPIEN DE LOS LIBROS NI DE INTERNET. HÁGANLO EN BASE A SU LECTURA DE LA TRAGEDIA.
Lamentablemente en algunos casos parece que ni siquiera leyeron la obra, o bien no entienden el concepto de estructura, ya que incluyeron dentro de esta los sucesos anteriores a la llegada de Edipo a Tebas...
Lo que incluyan en la estructura interna debe estar expresado muy sintéticamente (o sea, no se trata de contar todo lo que pasa en la tragedia, con lujo de detalles).

Consigna 5:
Bien desarrollada en casi todos los trabajos.

Consigna 6:
Esta pregunta deben responderla en base a Edipo rey de Sófocles. Las respuestas son muy generales y se limitan a copiar la teoría. Deben LEER ATENTAMENTE los estásimos y decir qué hace concretamente el coro en esta obra. Si una de las funciones que cumple es la narradora, deben explicar brevemente por qué: ¿qué es lo que narra el coro en esta tragedia?

Consigna 7:
En general, falla la redacción.

Consigna 8:
Al parecer no se comprendió el concepto de ironía trágica: se da cuando el espectador sabe más que el personaje. En otros términos, el personaje dice algo que entiende de una manera pero el espectador lo entiende en otro sentido, pues conoce más acerca del personaje que éste mismo.
Aquí se les pide que transcriban citas de la tragedia: estas tienen que ser breves y mostrar ejemplos concretos y precisos de ironía trágica.

Consigna 9:
A veces falla el concepto. En general, la redacción.

Consigna 10:
En muchos trabajos está correctamente desarrollada, aunque incompleta, pues no señalan todas las virtudes del héroe trágico. Respecto de los defectos, recuerden que la soberbia y el orgullo son manifestaciones de la hybris: nadie consignó esto.
Hay quienes redactaron en exceso, ya que en lugar de enumerar las virtudes explicaron las acciones de Edipo movidas por alguna virtud. Por ejemplo, en un trabajo dice:

“Sin saber que es adoptado huye del vaticinio del oráculo para no matar a su padre”
En vez de esto, debió decir: “Edipo es piadoso; es buen hijo; es respetuoso de los oráculos/la religión”

“Se solidariza con su pueblo…” Debió decir: “es solidario, justo, comprometido”.

Consigna 11:
Agón es debate verbal. Pero no toda discusión es agón, sino aquella en la que las posiciones enfrentadas de ambos contrincantes es irreconciliable. Por lo tanto, las discusiones entre Edipo y Yocasta, a mi entender, no son agones (pueden estar o no de acuerdo conmigo, pero fundamenten su postura).
Esta consigna no solicita ejemplos ni explicaciones.

Consigna 12:
Un “chivo expiatorio” es la víctima de un sacrificio que carga en él todas las culpas... En base a este concepto casi la mayoría debe rehacer el ítem.

Consigna 13:
La oposición irreductible ante la que se encuentra Edipo es la alternativa que se le presenta: por un lado, puede elegir salvarse él y que perezca Tebas; pero si decide ser honesto hasta el final (es un héroe trágico, no puede hacer otra cosa) se perderá él por salvar a Tebas. Elija lo que elija siempre acarreará la perdición de alguien.

Consigna 14:
Acá va otra ayudita:
Hamartía es el concepto en el que veo más problemas. No tienen que transcribir lo que dice el blog, sino explicar en qué consiste la hamartía en Edipo. Yo diría que el error que comete el héroe trágico es el de no poder interpretar el oráculo sobre su vida, sobre su destino. Recuerden que hamartía es un error de orden intelectual, no moral.
Hybris es la desmesura del héroe trágico... Este concepto creo que quedó comprendido.
Culpa inocente: tienen que explicar con su propio vocabulario en qué consiste la culpa inocente de Edipo. ¡¡¡Cuiden la redacción!!!

Consigna 15:
Ya me cansé, acá no hay ayuda. Rehagan.

Consigna 16:
Dijimos muchas veces que lo trágico consiste en que Edipo no puede ver su destino, no puede elegir bien. Lo trágico es que Edipo, creyendo escapar a su destino, cae en él. Cree que elige lo mejor para sí y para los demás, cuando en realidad está eligiendo la perdición para todos. Pero él no logra darse cuenta de eso: eso es lo trágico, lo terrible, lo que no tiene vuelta atrás.

ACTIVIDADES de APLICACIÓN:
1. Corregir los ítems en base a las observaciones.
2. Leer en forma completa y profunda Los siete sobre Tebas de Esquilo. Contestar las siguientes preguntas:

a. ¿Qué función/es cumple el coro en esta tragedia?
b. ¿De qué modo se manifiesta la hybris en Eteocles?
c. Caracterice al protagonista. Cite ejemplos de la obra que ilustren sus virtudes y defectos.
d. ¿Cuántos y quiénes son los personajes de esta obra? Recuerde la cantidad de actores que se admitía en escena en época de Esquilo y esboce el probable reparto de la obra.
e. ¿Cuál es la oposición irreductible ante la cual se encuentra Eteocles?

Saludos cordiales,

Patricia

martes, 31 de agosto de 2010

Tragedia griega: algunos conceptos aristotélicos

La Poética de Aristóteles es una lectura obligada si uno quiere profundizar en el tema “tragedia”. Por eso, aunque incluyo aquí algunos conceptos fundamentales, los invito a una lectura concienzuda del texto.

CATARSIS: significa “expurgación” o “purificación”. La catarsis es un proceso que se da en el espectador y consiste en limpiar el alma de las (bajas) pasiones. Logra ese efecto mediante la compasión y el terror.

En otras palabras: el espectador, al ver sufrir al héroe trágico, siente compasión y terror. Esto provoca en él la catarsis, puesto que al identificarse con el protagonista de la tragedia, experimenta conmiseración por éste y un profundo temor de que lo que le sucede al héroe trágico le pueda pasar a él mismo.

PERIPECIA: es el cambio de fortuna en sentido contrario: de la felicidad a la desgracia (en la tragedia, obviamente) o de la desgracia a la felicidad (en la comedia). Dice Aristóteles que la tragedia perfecta es aquella en que se dan conjuntamente anagnórisis y peripecia.

ANAGNÓRISIS: es el paso de la ignorancia al conocimiento. Se suele traducir y usar como sinónimo de “reconocimiento”. Esto se da cuando un personaje reconoce a otro o se reconoce a sí mismo como alguien en cierto modo distinto. Hay distintos tipos de reconocimiento; por ejemplo, por señales (esto es, un collar, una cicatriz, etc., pueden hacer que un personaje reconozca a otro) o por razonamiento (por ejemplo, el que se da en Las Coéforas: “ha llegado alguien que se me parece; nadie se me parece salvo Orestes; por lo tanto es Orestes quien ha llegado”).

HAMARTÍA: significa “error, falta o fallo”. A veces se traduce como “pecado”, pero no es correcto, sobre todo por la gran carga que tiene esta última palabra en el marco del cristianismo. La hamartía es el error fatal que comete el héroe trágico y por el cual cae en el infortunio sin posibilidad de volver atrás. La hamartía es un error intelectual, no moral: el héroe se equivoca por ignorancia, no por maldad.

HYBRIS: es la “desmesura” propia del héroe trágico. También puede traducirse por “soberbia” u “orgullo desmedido”. Por su hybris el héroe trágico se hace merecedor de castigo.

martes, 17 de agosto de 2010

Edipo rey de Sófocles. Trabajo Práctico


1. Edipo rey de Sófocles pertenece al ciclo tebano. ¿Por qué? Investigue qué tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides que se conserven hasta nuestros días pertenecen a ese mismo ciclo.

2. Esta tragedia de Sófocles comienza cuando una terrible peste azota a la ciudad de Tebas, cuyo trono ocupa Edipo. Busque en un diccionario de mitología griega qué le sucede a Edipo desde su concepción hasta su regreso a Tebas, o sea todos los hechos que, según el mito, suceden antes de lo que se representa en la tragedia.

3. ¿Cuántos personajes hay en esta obra? ¿Qué cantidad de actores se admitía en escena en época de Sófocles? Explique esta diferencia. ¿Quiénes son los personajes? Esboce el probable reparto de la obra.

4. Explique las estructuras externa e interna de esta tragedia.

5. En un texto dramático moderno los gestos de los personajes, sus movimientos, sus entradas en escena como así también las salidas, se incluyen como acotaciones, que van intercaladas en el texto entre paréntesis y en letra cursiva. Esto no sucede en el teatro clásico, puesto que el autor de la obra suele ser también el director y, como tal, enseña a sus actores cómo deben moverse y gesticular. Esa instrucción es lo que se denomina didascalia, es decir, “enseñanza”. Pero en tanto autor, incluye estos detalles en el mismo texto (es decir, en la obra griega clásica, forman parte del texto, no del paratexto). Por ejemplo, en Edipo rey:

>>>Sacerdote—He aquí dos cosas, una a propósito de otra: tú acabas de hablar de él y éstos de aquí ahora mismo me hacen señas de que Creonte se acerca.
>>>Edipo—Soberano Apolo, ¡ojalá llegue con alguna suerte que resulte tan salvadora como llega de radiante en la mirada!
>>>Sacerdote—Sí, al parecer viene satisfecho, pues en otro caso no caminaría así, coronado por entero de laurel con fruto y todo.

Como podemos observar en este fragmento, es uno de los actores quien anuncia que Creonte se acerca y viene “coronado por entero de laurel con fruto y todo”. Luego habla nuevamente Edipo, quien se dirige a Creonte, e inmediatamente es este último quien introduce un parlamento, por lo cual sabemos que ya ha entrado en escena. Aunque no hace falta, muchas ediciones introducen, antes de la entrada de Creonte, una acotación como la que sigue:


(Entra Creonte en escena)

Extraiga de la obra otros ejemplos de “acotaciones” insertas en el texto dramático.

6. ¿Qué función o funciones cumple el coro en esta tragedia?

7. En psicoanálisis, el complejo de Edipo, a veces también denominado conflicto edípico, es un concepto central de la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud. En términos generales, Freud define el complejo de Edipo como “el deseo inconsciente de mantener una relación sexual (incestuosa) con el progenitor del sexo opuesto y de eliminar al padre del mismo sexo (parricidio)”. ¿El protagonista de la obra sufre este complejo? Fundamente su respuesta.

8. Extraiga del texto ejemplos de ironía trágica.

9. ¿Cómo se producen la anagnórisis y la peripecia en Edipo rey?

10. Cite ejemplos del texto que ilustren las virtudes y defectos de Edipo.

11. ¿Qué es agón? Diga en qué momentos de esta tragedia hay agones y entre qué personajes tienen lugar.

12. Explique la siguiente afirmación de Patricia D’Andrea: “Edipo aparece a la vez como rey salvador y como chivo expiatorio”. Utilice citas del texto para dar peso a su explicación.

13. ¿Cuál es la oposición irreductible ante la cual se encuentra Edipo?

14. Explique los conceptos de hamartía, hybris y culpa inocente en relación con Edipo.

15. ¿Cómo se relacionan la culpa inocente y el destino en el caso de Edipo?

16. ¿En qué consiste lo trágico en Edipo rey?

lunes, 16 de agosto de 2010

Funciones del coro en la tragedia griega



“Coro” proviene de una palabra griega que significa “danza”. Y es que el grupo así llamado (que participaba en los ritos dionisíacos, en la lírica coral, en la tragedia) no solamente cantaba sino que también bailaba. El guía del coro —esto es, el que dirigía los movimientos de la coreografía— era el corifeo, que más tarde fue convertido por Tespis en primer actor y, en lugar de cantar al unísono con el resto de los coreutas, comenzó a dialogar con ellos, dando así pie al nacimiento del teatro.

Ahora nos interesa saber qué funciones cumple el coro en una tragedia griega. Citamos aquí a Demetrio Estébanez Calderón, quien en su Diccionario de Términos Literarios (2006) explica lo siguiente al respecto:

“[Al introducir Sófocles el tercer actor] el coro adquiere su forma y funcionalidad definitiva, que es múltiple:
- ritual: oraciones de plegaria, cantos de acción de gracias, ofrendas, desfile procesional, etc.;
- demarcadora: del inicio y fin de cada episodio, a través de sus intervenciones;
- mediadora: entre la acción que se desarrolla en escena y el público, cuyo sentir y pensamiento interpreta y proclama;
- y, sobre todo, narradora: sugiere y preanuncia los derroteros por los que se va a encaminar la acción; advierte a los personajes del peligro que corren con su conducta y de las desgracias que se ciernen sobre ellos, interroga a los dioses sobre el destino, etc.” (Estébanez Calderón, 2006: 217-18)

Sin embargo, en la enumeración de Estébanez Calderón falta una función importantísima, que hace al espectáculo teatral mismo: el coro forma parte fundamental de la puesta en escena, pues sus cantos y evoluciones en la orquestra otorgan pompa y fastuosidad a la representación. Una tragedia sin coro perdería todo o gran parte de su espectacularidad.

Estébanez Calderón, Demetrio (2006) Diccionario de Términos Literarios. Madrid: Alianza.

sábado, 14 de agosto de 2010

Alceo de Mitilene


He aquí algunos poemas de Alceo de Mitilene. Pueden encontrar otros dos en la entrada de este blog titulada "Cómo se analiza o comenta un poema".


21

Bebamos ya. ¿A qué esperar la hora
de las luces? Le queda un dedo al día.
Baja las copas grandes con dibujos

Pues el hijo de Sémele y de Zeus
les dio a los hombres vino para olvido
de su tristeza. Vierte una medida

de agua por dos, completas hasta el borde,
de vino; y que una copa empuje a la otra.


22

No hay que entregarle el ánimo al dolor:
nada ganamos con mortificarnos,
oh Bicquis, y el mejor de los remedios
será mandar por vino y embriagarnos.


23

Zeus manda lluvia, y una gran tormenta
baja del cielo, y hielan las corrientes.

Olvida la tormenta: échale leña
al fuego, corta, sin tasarlo, el vino
dulce como la miel, y luego acuéstate
con un cojín mullido en cada sien.


27

Rocía con esencia mi cabeza,
tan sufrida, y el pecho ya entrecano.


31

Muchacho: con el vino, la verdad.

Cómo se analiza o comenta un poema

El título de esta entrada es muy categórico, pues parece ofrecer la receta mágica para analizar cualquier poema y no se trata de eso. No hay recetas ni trucos ni pasos a seguir. Cada poeta y cada poema tiene una manera de hablar diferente, como también algo distinto y nuevo para decir. Por eso, de lo que se trata es de saber escuchar y de respetar la individualidad de cada poema.
Esta es solo una propuesta para aproximarse a un análisis. Espero que en alguna medida les sirva.
Vamos a analizar dos poemas de Alceo de Mitilene a la manera “tradicional”. Aunque este tipo de análisis ya está “pasado de moda”, no por ello es inútil sino que, muy por el contrario, observa elementos cuya consideración es imprescindible para llevar a cabo cualquier tipo de análisis literario.

Antes de empezar, debemos tener en cuenta aquí que nos topamos con una gran dificultad: no trabajaremos con el poema griego original sino con una traducción. Y, por muy buena que sea ésta, y por muy fiel que intente ser a su original, siempre constituirá una versión, una visión particular del traductor.

Por esa razón tenemos que tener mucho cuidado al abordar el análisis. Lo ideal es manejar la lengua original y poder redactar una propia traducción del poema. Si esto no es posible, al menos hay que contar con el texto original y, si se afirma algo de una palabra en la composición española, hay que saber cuál es palabra original que está queriendo traducir.

Además, considerando que se trata de una traducción, aquí no corresponde realizar la versificación del poema.

Pues bien, al abordar el análisis de un texto lírico, podemos considerar los siguientes ítems (pueden añadirse otros; el orden en que se los considere no importa demasiado):
> Explicación del título
> Estructura “externa” e “interna”
> Tema/s
> Yo lírico: cuál es la voz que aparece, que habla, que se construye en el poema.
> Tú lírico
> Recursos estilísticos
> Referencias mitológicas, históricas u otras

Es importante tener en cuenta que la sola descripción de estos elementos del poema no es suficiente. Para poder interpretar, es necesario explicar para qué están esos elementos ahí, cómo están funcionando. En otras palabras, por ejemplo, hacer un recuento de los recursos estilísticos usados en un texto no sirve de nada si no explicamos qué sentido cobran en el texto.

Leamos, pues, el poema de Alceo cuyo análisis vamos a esbozar:
El Hebros

Río el más bello, Hebros, junto a Ainos
desaguas en el mar azul de púrpura,
después de atravesar, roncando, el suelo
de Tracia, rica en potros,

y van muchas muchachas a explorarte,
y con mimosas manos en sus muslos
tu agua maravillosa, como un óleo,
se encantan derramando.

El título nos sugiere la pregunta: ¿qué es “el Hebros”? El mismo texto responde: es un río que está junto a Ainos y desagua en el mar. Efectivamente, el Hebros desembocaba en el mar Egeo cerca de la colonia de Ainos. Como todo río, el Hebros también era un dios, pero ese dato no resulta útil a la hora de analizar este poema en particular, puesto que aquí se presenta como río, con todas las características de tal.

La estructura es sencilla: se compone de dos estrofas de cuatro versos cada una. Esta disposición respeta la del texto griego, que tiene estrofas alcaicas, esto es, de cuatro versos (inventadas por Alceo, por eso llevan su nombre).

La disposición en estrofas y versos es lo que tradicionalmente se ha denominado “estructura externa”, es decir, la determinada por la forma del poema. Pero además podemos señalar una “estructura interna”, que está dada por el contenido. Pero para ello, debemos profundizar en la lectura del texto. Y cuando decimos esto, quiere decir que con una sola lectura no se puede analizar ningún texto, por más breve que sea: hay que leerlo y reflexionar sobre él varias veces.

Siempre buscamos en las composiciones líricas esa voz en primera persona que llamamos “yo lírico”, “hablante lírico” o “sujeto lírico”. Esa voz es la que se construye en el poema, no pertenece a nadie de “carne y hueso” sino que es tan ficcional como el “narrador” de un texto narrativo. Las marcas del yo lírico se encuentran en las formas verbales y pronominales de primera del singular. Pero aquí no hay marcas del yo lírico. Lo que sí encontramos son marcas del “tú lírico”, lugar ocupado por el Hebros:
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>desaguas
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>explorarte
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>tu agua

El poema griego comienza con el vocativo, que en la traducción española divide el primer verso en dos, lo que logra un ritmo especial y fluido, y además pone en primer plano la calificación del río como “el más bello”.

El poema está poblado de imágenes sensoriales, pero son de distinta calidad en una y otra estrofa. En todo el texto abundan las imágenes de movimiento: “desaguas”, “atravesar”; “van... a explorarte”, “se encantan derramando”. Las formas verbales de la primera estrofa tienen como sujeto al mismo río, mientras que las de la segunda corresponden a acciones realizadas por muchachas: aquellas que se internan en el río para mojarse. Vemos entonces que hay una presencia masculina en la primera estrofa y una femenina en la segunda.

Las demás imágenes contribuyen a esta oposición masculino/femenino (o bien a la identificación del río con lo masculino): la auditiva: “roncando”, el carácter de la región que cruza, Tracia, que está connotado mediante el epíteto ornamental “rica en potros”, e incluso, si se quiere, la imagen cromática: “azul de púrpura”, frase que traduce un adjetivo griego (porphyreos) que significa “purpúreo, rojo oscuro, brillante, esplendente, sangriento”. Debemos decir que con la misma raíz de este adjetivo existe un verbo griego “porphýroo” que significa “hincharse (el mar); agitarse (las olas); estar agitado, inquieto; teñirse de púrpura”. De alguna manera, entonces, el adjetivo está remitiendo al movimiento agitado de las olas del mar, además de señalar su color violento, encendido.

En cambio, en la segunda estrofa se instala la presencia femenina, con toda la suavidad de que es capaz: “muchas muchachas”, jóvenes, doncellas, vírgenes, según la palabra elegida por el poeta griego. Se indican dos partes del cuerpo de las jóvenes: las manos y los muslos, lo que sugiere caricias, enfatizado por el adjetivo “mimosas”. El agua del río no es cualquier líquido sino que lo utilizan como un óleo, esto es, como un elemento que da placer a la piel.
Así, todos los recursos lingüísticos están construyendo un encuentro amoroso entre el río y las muchachas. El poema tiene una profunda fuerza erótica.

Se quiere resaltar la belleza del río, no solo porque es bello en sí mismo, por toda su fuerza, su color, su vitalidad, sino porque atrae a muchachas vírgenes y las enamora, las seduce con su agua maravillosa.

NOTA DE LA AUTORA:

El artículo continúa con el análisis de otro texto de Alceo. Quienes estén interesados en ese comentario y el de otros poemas de la lírica coral griega, pueden leerlos en el volumen DITYCLAS. Diccionario de Teoría y Crítica de las Literaturas Clásicas. Vol. I: Lírica, elaborado por el equipo integrado por Patricia Calvelo (dir.), Sonia Abed, Angélica Villena y Rodrigo Montoya.

Cordialmente,
Patricia Calvelo

viernes, 13 de agosto de 2010

Edipo de Tebas. Les Luthiers

Johann Sebastian Mastropiero estudió a fondo la música juglaresca. Fruto de sus investigaciones es su "Epopeya de Edipo de Tebas", cantar bastante de gesta opus 47.
Versión del combo medieval de Les Luthiers, compuesto por flautas dulces, contralto y tenor, vihuela, viola da gamba, trío vocal y trovador solista.



De Edipo de Tebas
haciendo memoria
os cuento la historia
con penas y glorias,
de Edipo de Tebas.
Le dijo el oráculo,
Edipo tu vida
se pone movida
serás parricida,
le dijo el oráculo.
Seguía diciendo
si bien yo detesto
hablarte de esto,
se viene, se viene un incesto,
seguía diciendo.
Sabiendo tal cosa,
su padre el rey Layo
veloz como un rayo
le dijo a un lacayo,
sabiendo tal cosa.
Te irás con mi hijo
no quiero que crezca
haz tú que perezca
como te parezca,
te irás con mi hijo.
Cumplida la orden,
el muy desdichado
con los pies atados
quedóse, quedóse colgado,
cumplida la orden.
Edipo salvóse
y a Layo matólo,
peleándolo él solo
al cielo enviólo,
Edipo salvóse.
Semanas más tarde,
a Tebas avanza
resolver alcanza
cierta adivinanza,
semanas más tarde.
La Esfinge de Tebas,
al ser derrotada,
se ofusca, se enfada
y se hace, y se hace pomada,
la Esfinge de Tebas.
Y sin darse cuenta
casado él está
con quien saben ya
su propia mamá,
y sin darse cuenta.
De sus propios hijos
hay larga secuela
y aunque esto le duela
Yocasta es abuela
de sus propios hijos.
Edipo al saberlo
en una entrevista
con su analista
se quita, se quita la vista,
Edipo al saberlo.
Al ver a una esfinge
planteando un dilema,
huid del problema
cambiando de tema,
al ver a una esfinge.
Madres amantes,
tomad precauciones
por las efusiones
de hijos varones,
madres amantes.
Por no repetir
la historia nefasta
de Edipo y Yocasta
lo dicho, lo dicho ya basta,
por no repetir.


1. Busque en un diccionario las palabras del texto cuyo significado desconozca.
2. Consulte el mito de Edipo en un diccionario de mitología. Establezca diferencias entre el mito original y la versión de Les Luhtiers.
2. ¿Qué rasgos de humor pueden reconocerse en este texto?
3. ¿Qué es un "cantar bastante de gesta"?
4. Busque datos acerca de Les Luthiers y su obra.

sábado, 15 de mayo de 2010

Homero, Ilíada y Odisea. Trabajo Práctico 2010


ISFD Nº 5 “José Eugenio Tello”
Profesorado de Lengua y Literatura
Literaturas Clásicas
Profesora: Patricia Calvelo

Trabajo Práctico: Ilíada y Odisea


Observaciones:
La bibliografía seleccionada por la cátedra que contiene la teoría sobre Homero y sus poemas se encuentra en la fotocopiadora “Vivi”, en Otero entre San Martín y Belgrano. Las consignas –tanto las de la primera como las de la segunda parte– son solo una GUÍA DE LECTURA de los textos homéricos y de la teoría sobre estos. La lectura de los textos homéricos (Ilíada y Odisea) debe hacerse en forma COMPLETA y PROFUNDA. El control de lectura de los textos literarios tendrá carácter de EVALUACIÓN y se llevará a cabo el viernes 4 de junio.

Primera parte
1. Señale rasgos de oralidad en los poemas homéricos.
2. ¿Qué eran los aedos y los rapsodas? ¿Aparecen estas figuras en Ilíada y Odisea? ¿En qué pasajes y por qué?
3. La crítica antigua y la moderna han señalado contradicciones e interpolaciones en los textos homéricos. Ejemplifique y explique.
4. ¿A qué se denomina “la cuestión homérica”? Sintetícela.
5. ¿Qué cambios sufrieron los poemas homéricos desde su composición oral hasta la modernidad?
6. ¿Cuál es el fondo histórico de la guerra de Troya?
7. Antecedentes y consecuencias míticas de la guerra de Troya.
8. Investigaciones sobre la poesía épica oral serbia (Milman Parry, Albert Lord; Adam Parry).
9. Otros aspectos no considerados en los ítems anteriores que usted considere importantes.

Segunda parte
ILÍADA
1. Se dice que el tema de Ilíada es “la cólera de Aquiles”. Sin embargo, la ira del héroe pasa en ocasiones a un segundo plano. ¿Cuál es su opinión al respecto?
2. Ilíada ¿sería igual sin la intervención de los dioses? Fundamente su respuesta.
3. ¿Cómo se comunican dioses y hombres?
4. ¿Qué sucesos y personajes sobrenaturales, además de los dioses, aparecen en Ilíada?
5. ¿Quiénes son los guerreros sobresalientes de cada uno de los bandos? Caracterícelos.
6. ¿En qué lugares se desarrolla la acción?
7. ¿Qué escenas típicas se repiten en Ilíada?
8. ¿Qué mujeres aparecen en Ilíada? ¿Dónde aparecen y por qué? ¿Qué escenas domésticas se describen?
9. ¿Qué valores, virtudes y defectos se ponen en juego en el campo de batalla? Ejemplifique.
10. ¿Qué funciones cumplen en el poema los pasajes conocidos como “el catálogo de las naves”, la “dolonía”, la “fabricación de las armas” para Aquiles, “el engaño de Zeus”?
11. ¿Qué es una principalía o aristía? ¿Quiénes las protagonizan?
12. ¿Qué sentimientos existen entre Patroclo y Aquiles? ¿Y entre Aquiles y Briseida?
13. En Ilíada la disputa entre Agamenón y Crises instaura un desequilibrio que es restablecido hacia el final del poema. Compare las situaciones y personajes de ambos momentos. Explique en qué consiste este “desequilibrio” y quiénes, por qué y cómo lo restablecen.
14. Ilíada es una epopeya o poema bélico. ¿En ella se ensalza a la guerra o se la condena? Fundamente su respuesta.
15. James Redfield, crítico norteamericano, sostuvo que Ilíada “es la tragedia de Héctor”, ¿por qué habrá dicho esto?
16. ¿Qué ideas sobre la guerra, la vida y la muerte están presentes en Ilíada?

ODISEA
Establezca semejanzas y diferencias entre Ilíada y Odisea respecto de los siguientes aspectos:
- especie narrativa
- estructura externa e interna
- época que recrea cada uno de los poemas
- tema principal y secundarios
- tiempo y espacio
- el destino
- voces narradoras
- el héroe de Ilíada y el de Odisea
- personajes: dioses y mortales. Predominio de personajes femeninos
- concepción de la guerra, la vida y la muerte
- mímesis y anagnórisis
- otros aspectos

jueves, 29 de abril de 2010

Quinto HORACIO Flaco






Odas (Carmina)


I,4

Retrocede el cruel invierno al regresar la primavera y el Favonio,
y los barcos se deslizan sobre troncos.
Ya no buscan la oveja ni el pastor el calor del refugio,
y la escarcha no tiñe los prados de blanco.

Ya Venus Citerea bajo la alta luna guía los coros
y en ronda, las Gracias y las Ninfas
con uno y otro pie golpean la tierra, mientras el ígneo Vulcano
visita las fraguas sudorosas de los cíclopes.

Ahora adorna tu brillante cabellera con el verde mirto
o con las flores que convida la tierra liberada.
Ahora a Fauno sacrifica, en los bosques de sagrada sombra,
ya prefiera una cordera o un cabrito.

Con pie imparcial golpea la pálida muerte en la morada
del pobre y del rey. ¡Oh, feliz Sestio!
Corta es la vida, y breve debe ser nuestra esperanza.
Ya la Noche y los inciertos Manes

te hundirán en el reino incorpóreo de Plutón,
donde no sortearás con dados el trono del banquete,
ni admirarás al tierno Lícidas, por quien hoy arden los jóvenes,
y por quien pronto arderán las vírgenes.



I,8

Lidia, por todos los dioses te suplico:
¿por qué te empeñas en amar a Síbaris,
si lo corrompes? ¿Por qué de pronto odia
el sol y el polvo del campo de Marte?

¿Por qué ya no cabalga con sus camaradas,
ni gobierna con filoso freno
la boca de un caballo galo?
¿Por qué teme tocar el rojo Tíber?

¿Por qué el óleo de la lucha le repugna
más que la sangre viperina, y el que era diestro
en arrojar el disco y el venablo
ya no luce magullones en los brazos?

¿Por qué se esconde, como el hijo de la nereida Tetis,
antes del aciago funeral troyano,
temiendo que su viril figura lo arrastrara
contra las huestes licias y la muerte?



I,9

¿No ves el Soracte encanecido
por la espesa nieve, y los bosques
agobiados por su carga, y los ríos
detenidos por el punzante hielo?

Disipa el frío, oh Taliarco, alimentando
el fuego con crujientes leños,
y escancia de un ánfora sabina
con generosidad un vino añejo.
Deja el resto en manos de los dioses,
que aplacando la furia de los vientos
sobre el férvido mar, las ramas aquietaron
de los añosos olmos y cipreses.

Evita preguntar por el mañana.
Todo sol que la Fortuna te regale
ponlo en tu haber. Ya que eres joven,
no rechaces los amores ni las danzas,

mientras la vejez lejana no te pinte
canas en el pelo. Busca ahora
en el Campo de Marte los paseos nocturnos
y las palabras que se susurran en la cita.

Busca ahora la risa deliciosa de la niña,
que la delata oculta en el rincón secreto;
ahora, la prenda robada de los brazos
o del dedo que finge resistencia.



I,11

No te hace falta —eres joven—
ni te está permitido —es sacrilegio—
explorar la frontera en que los dioses
detendrán, Leucónoe, tus días y los míos;
no consultes los cálculos babilonios.

Cuánto mejor afrontar lo que suceda,
ya si Júpiter te concedió muchos inviernos,
o sólo éste, en que el férvido Tirreno
desgasta la escollera.

Sé sabia, saborea los vinos
y ajusta tu esperanza desmedida
a la copa de la vida, que es pequeña.
Aun mientras hablamos, el tiempo huye celoso.
Cosecha el día, incierto es el mañana.


I,18

No plantes, Varo, ningún árbol
antes que la sacra vid,
en torno a los muros de Catilo
y en los campos fértiles de Tíbur.

Pues el dios envía a los abstemios
de una pena a otra sin descanso:
no hay otro modo de poner en fuga
la inquietud que el ánimo corroe.

¿Quién recuerda cuando bebe la pobreza
o el rigor de la vida militar?
¿Quién no prefiere, padre Baco,
hablar de ti y de la graciosa Venus?

Pero que nadie olvide la mesura
cuando Líber lo obsequia con sus dones,
como enseñan lapitas y centauros
en la boda ensangrentada por el vino;

como enseña el mismo Evio,
que no es indulgente con los tracios
cuando una sed insaciable les impide
distinguir lo nefando de lo lícito.

Yo nunca, brillante Basareo,
blandiré el tirso sin tu venia,
ni expondré a las miradas los emblemas
que en el culto la espesa fronda esconde.

Refrena la música salvaje
del tímpano y del cuerno berecintio,
pues al compás de ella se encolumnan
el ciego Amor de sí, la Vanagloria,

que alza soberbia su cabeza vacía,
y la Indiscreción, tan generosa
cuando se trata de revelar secretos,
más traslúcida que el vidrio.

I,24

¿Qué lugar tendría la templanza
al perderse una vida tan preciada?
Cantos lúgubres enséñame, Melpómene,
con tu voz límpida y la cítara paterna.

¿Un sueño eterno oprime ya a Quintilio?
¿Quién podrá haber que se le iguale
en justicia y lealtad incorruptible,
en pundonor y culto a la verdad?

Muchos hombres buenos lo han llorado,
mas tú, Virgilio, lo lloras más que nadie.
En vano, oh piadoso, reclamas a los dioses
el amigo que así no les confiaste.

¿Mas si acaso cautivaras con tu lira
a los árboles aún más que el mismo Orfeo,
volvería a correr sangre en esa sombra?
Cerrando las puertas del destino,

Mercurio, con nefasto caduceo,
ya la arrea hacia el lúgubre rebaño.
Cruel: mas la paciencia alivia
el pesar que divina ley impone.



I,37

Ahora sí, amigos, a beber y a bailar
golpeando la tierra con los pies.
Ahora sí adornemos los altares
para banquetes dignos de los salios.

Sacrilegio era sacar de las bodegas
el vino añejo, mientras una reina
buscaba la ruina demencial
del Capitolio, y las exequias del Imperio,

capitana de un rebaño de varones
corrompidos por un mal infamante,
ciega para ver lo inevitable,
embriagada por la dulce fortuna.

Pero el fuego, que le dejó una sola nave,
congeló su furor, y a sensatos temores
el César redujo aquella mente
ofuscada por el vino egipcio.

Como el gavilán a la tímida paloma
o el veloz cazador a la liebre,
sin dar tregua a los remos persiguió
a la que huía volando desde Italia,

para encadenar a ese monstruo del destino.
Pero ella quiso morir más noblemente
y no temió, siendo mujer, la espada,
ni se refugió en puertos secretos,

sino que se atrevió a mirar de frente
la ruina de su corte, y a abrazar
las ásperas serpientes, empapando
su blanco cuerpo con veneno negro,

muerte aún más audaz por ser buscada.
Y así evitó que la arrastraran,
destronada mujer de noble sangre,
crueles veleros al soberbio triunfo.